Protocolo y discapacidad
El protocolo se ha integrado en la dinámica, en la estrategia de comunicación de las empresas y, por qué no, del movimiento asociativo de las personas con discapacidad
Hermanamiento del protocolo y la discapacidad
¿Está de moda el protocolo? No, tajantemente, no. Al fin, el protocolo se ha integrado en la dinámica, en la estrategia de comunicación de las empresas y, por qué no, del movimiento asociativo de las personas con discapacidad.
Muy pocos pensaban -algunos como yo, eran hasta ilusos, en este sentido que dos palabras como protocolo y discapacidad iban a hermanarse en tan poco tiempo y del modo en que lo están haciendo.
Por el contrario, algún insensato -y no lo digo con el ánimo de ofender, ni mucho menos- creían que la discapacidad y el protocolo nunca podrían ir de la mano, que el noble arte del protocolo sólo estaba reservado para unos pocos actos de Estado, actos oficiales, etc. Pues, insisto, no, afortunadamente la experiencia de estos últimos años nos han dado la razón a los pocos que siempre hemos creído que el protocolo y la discapacidad pueden conjuntarse y acoplarse de modo perfecto.
El protocolo como factor integrador
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El protocolo ha dejado de ser un mero instrumento de "quedar bien" ante nuestro invitado, nuestro presidente (o "señorito" como cariñosamente decimos en el argot protocolario), etc., a ser una parte integrante del esquema de comunicación de las empresas, instituciones, asociaciones, etc.
Podríamos llenar esta columna de ejemplos que demostrarían la gran utilidad que tiene un buen uso del protocolo en la organización de cualquier acto (desayuno de trabajo, almuerzo, entrega de premios, audiencias, etcétera).
De cualquier modo,me permito dar unas pequeñas pinceladas en las que se verá que el protocolo y la discapacidad siempre van de la mano:
- La figura del ILS (Intérprete de Lenguaje de Signos).
- La sub-titulación electrónica en tiempo real de los parlamentos.
- La instalación de rampas para personas con sillas de ruedas u movilidad reducida.
- La accesibilidad del edificio donde se va a llevar a cabo el evento.
- La transcripción al Braille de texto.
- La importante figura del asistente o del acompañante de las personas ciegas y deficientes visuales.
Se pueden citar innumerables claves que hacen del protocolo y la discapacidad una única unidad de comunicación.
Pero, como todo no puede ser de color de rosas, me permito aprovechar este espacio para reivindicar el arte del protocolo. De este modo, quiero instar a todos mis colegas a que tengan siempre, por favor, en cuenta las especificaciones que se les ofrecen desde el movimiento asociativo a la hora de organizar y estructurar eventos a los que asisten personas con discapacidad.
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Por otro lado, nuestro movimiento asociativo ha de saber que el protocolo no sólo se ciñe en "quién preside la mesa", "quién cierra el acto", "quien está en la primera fila", etc. Esto forma parte del protocolo. Todo es un conjunto, cada pieza que compone el cronograma de un evento es pieza fundamental el mismo.
Por último, me gustaría lanzar un mensaje de familiaridad, es decir, muchas veces se le tiene "miedo escénico" a todo lo que lleve el "sambenito" de protocolo. No, por favor, no. Tenemos que pensar, siempre, que con el protocolo, siempre tendremos a un amigo que nos ayudará a que todo sea normal e integrador.
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