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Niños invitados en casa. Cómo pueden ser unos buenos anfitriones los padres

Niños y amigos: consejos prácticos para ser unos estupendos padres anfitriones. Ser un buen anfitrión no es dejar que los niños hagan lo que quieran

Se lee en 5 minutos.

En la vida de los niños, la amistad y el juego desempeñan un papel fundamental
Los padres que invitan a los amigos de sus hijos fomentan la socialización de los pequeños. En la vida de los niños, la amistad y el juego desempeñan un papel fundamental

Consejos para ser anfitriones de éxito cuando los niños tienen amigos invitados en casa

Ser el anfitrión de los amigos de nuestros hijos puede ser una tarea tan divertida como estresante. Todo depende de cuántos niños recibamos, de su edad y de su comportamiento. Los niños bien educados no suelen dar casi ningún problema.

Debemos tener en cuenta que en la vida de los niños, la amistad y el juego desempeñan un papel fundamental. Los padres que invitan a los amigos de sus hijos no solo fomentan la socialización de los pequeños, sino que también crean experiencias que recordarán a lo largo de su vida.

Consejos para ser buenos anfitriones con los niños

1. Hablar con los otros padres. Antes de la visita debemos comunicarnos con los padres de los niños para saber algunas cosas sobre los pequeños. Qué les gusta hacer a sus hijos, alergias alimentarias, necesidades especiales y cualquier otra información de interés para los anfitriones. Los anfitriones también deben informar a los padres si habrá otros amigos de sus hijos. Hay niños que no se relacionan muy bien ni se sienten cómodos cuando hay muchos niños.

También es importante que nos dejen una dirección o teléfono de contacto por si es necesario contactar con ellos por algo urgente o no tan urgente. Por ejemplo, esos padres 'despistados' que no recogen a sus hijos a la hora convenida.

2. Establecer unos horarios. Los anfitriones no son una guardería. Debemos acordar un horario para que tanto los padres como los niños sepan a qué atenerse. Si no lo hacemos nos podemos encontrar con esas prórrogas de tiempo tan habituales, de darnos unos minutos que ahora terminamos la partida y cosas por el estilo.

3. Preparar un espacio para jugar. Es aconsejable dejarles un espacio para ellos. Un entorno espacioso y seguro es esencial para que los niños se sientan cómodos y disfruten al máximo de su tiempo juntos. Además, un espacio seguro evita accidentes e incidencias no deseadas.

4. Planificar actividades. Es importante tener en mente las edades y preferencias de los niños invitados para que todos puedan participar y disfrutar. Algunas veces los padres anfitriones cometemos el error de infantilizar demasiado a los amigos de nuestros hijos. Por este motivo es importante, como hemos comentado en el punto 1, informarse sobre los gustos y hobbies de los niños. Dependiendo de las edades de los niños, los adultos nos podemos involucrar en sus juegos para participar de forma activa en algunas de sus actividades.

5. Establecer límites. Es importante ser flexible y permitir que los niños se diviertan, pero también es esencial establecer límites claros. Debemos establecer unas reglas sencillas y claras y asegurarnos de que se cumplan. Los niños, es bastante normal a su edad, tienden a excederse en su comportamiento habitual cuando están en compañía de otros niños. Sobre todo, si en el grupo hay algún niño un poco más atrevido o revoltoso que 'contagia' a los demás.

6. Ofrecerles algo para beber y comer. Es difícil que los niños se resistan a una buena merienda o algún tipo de piscolabis similar. Vamos a tratar de ofrecerles productos saludables. Aunque, entre medias, podemos darles algún capricho un poco menos sano -golosinas y bollería-.

7. Paciencia y comprensión. Los niños pueden ser desordenados, traviesos y ruidosos, así que es importante ser pacientes y comprensivos. Debemos tomarnos con toda la calma posible, cualquier trastada que nos puedan hacer los niños. Si los niños discuten entre ellos o tienen algún incidente, en lugar de intervenir de inmediato, es mejor dar a los niños la oportunidad de resolver los problemas por sí mismos siempre que sea seguro hacerlo. Esto mejorará sus habilidades sociales. Si vemos que la cosa puede pasar a mayores, entonces tendríamos que tomar cartas en el asunto.

8. Anfitrión flexible y adaptable. Un buen anfitrión debe ser capaz de adaptarse a un cambio de planes y flexible para abrirse a posibles opciones que no contemplaba. Los niños nunca dejan de sorprendernos. Como no solemos estar preparados para ello, debemos saber adaptarnos al contexto y las circunstancias.

Diversión y responsabilidad: Ser un buen anfitrión para los amigos de tus hijos
Consejos para ser anfitriones exitosos cuando los niños tienen amigos invitados en casa. Diversión y responsabilidad: Ser un buen anfitrión para los amigos de tus hijos

Por último, hay cosas que los padres anfitriones no deberían hacer, al menos sin informar a los otros padres:

1. Dejar a sus hijos a cargo de un tercero. Si no vamos a estar en casa debemos informar a los padres que van a estar al cuidado de un canguro, un familiar, personal de servicio, etcétera.

2. Niños enfermos. Si el niño está enfermo o con síntomas de estarlo, no debemos invitar a nadie a casa. De igual manera, los padres no deben enviar a un niño enfermo a casa de un amigo.

3. Pantallas y otros dispositivos. Muchos padres son restrictivos a la hora del uso de ordenadores, consolas, etcétera. Si vamos a dejarles jugar con estos dispositivos debemos saber cuáles son las restricciones que los padres suelen imponer a sus hijos. No es bueno darles carta blanca para que se pasen el día pegados a una pantalla.

4. Invitaciones espontáneas. Es relativamente habitual que los niños quieran ejercer de 'anfitriones'. Su espontaneidad hace que por su cuenta inviten a uno o más amigos a su casa. No debemos dejar que nuestro hijo acepte una invitación de este tipo sin ponerlo en conocimiento de los otros padres.

Resumiendo, como padres, nuestro papel no es solo criar y educar a nuestros hijos, sino también proporcionarles momentos especiales que recuerden durante toda su vida. Relacionarse con otros niños mejora sus habilidades sociales y la capacidad para comunicarse, compartir, expresar sus propias emociones y reconocer las emociones de los demás.

 

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