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C. La sociología de Norbert Elias: Programa teórico y teoría del proceso civilizatorio. XI.

La civilización del comportamiento. La sociología de Norbert Elias: Programa teórico y teoría del proceso civilizatorio.

La civilización del comportamiento. Urbanidad y buenas maneras en España desde la Baja Edad Media hasta nuestros días
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En Elias, la civilización queda del lado del control. Se interiorizan pautas de comportamiento a instancias de la presión social caminándose de esta manera desde el heterocontrol hasta el autocontrol. Rasgo básico de una conducta civilizada es el autocontrol; un autocontrol no puesto gravemente en cuestión por Elias y adquirido con arreglo a códigos de comportamiento práctico (Nota: La insistencia de Elias en el control como argumento civilizador; control no problematizado que se interioriza de manera inconsciente mediante el ejercicio de la conducta, lleva a Wehowsky a calificar de "atenazadores" los resultados del proceso civilizatorio. Freud, en cambio, habilita un espacio para la problematización consciente de tales controles civilizatorios a partir de las posibilidades críticas que brinda el psicoanálisis. Cfr Wehowsky (1977:68)).

Para dar por concluida este epígrafe en el que reviso las fuentes intelectuales de la sociología eliasiana con especial atención al proceso civilizatorio es preciso acusar recibo del "contraejemplo" que supone Parsons para Elias. Habitualmente, cuando se habla de la "influencia" que un autor ejerce sobre otro se mencionan aspectos que del pensamiento del primer autor incorpora a su obra el segundo. Se observan, pues, afinidades o líneas de continuidad sin que por ello resulten excluidas divergencias o puntos en desacuerdo. Con todo, es la afinidad y la continuidad lo que tiende a resaltarse. Lo que denomino "contraejemplo" opera en el sentido contrario. Advierte las líneas de ruptura y crítica que se establecen entre dos autores. Así, como ocurre con Elias en relación con Parsons, el enfoque que un autor promueve se contrapone ostensiblemente al del otro pudiendo resultar casi antagónicos debido a los problemas de investigación que abordan, las variables que contemplan y las explicaciones que ofertan.

Elias publica El proceso de la civilización a contracorriente del paradigma sociológico reinante en el mundo académico de su tiempo: el funcionalismo de cariz parsoniano, hegemónico entre 1940 y 1960. Contra Parsons dirige Elias sus críticas -en una larga introducción fechada en 1968-; las principales contra su sociología centrada en el estudio del orden social y la consecuente desatención hacia el cambio social como problema sociológico. En el análisis que Parsons emprende de los sistemas de acción social subyace la preocupación prioritaria de este autor por la cuestión del orden social. Para Parsons, los rasgos definitorios de estos sistemas son el orden y la interdependencia entre sus partes. Tienden a una situación de orden que mantiene a los sistemas equilibrados por sí mismos. Su tendencia es a permanecer estáticos o a verse inmersos en procesos ordenados de cambio. Esto condujo a Parsons a hacer del análisis de la estructura ordenada de la sociedad su principal cometido. Defendió la necesidad de estudiar la estructura frente al cambio y sólo a partir de 1960, ante las críticas que fue recibiendo, acometió el análisis de la evolución social, esto es, del cambio.

Con todo, la cuestión del cambio social ocupa un lugar secundario dentro de su producción sociológica. Y relegar el estudio del cambio social a una posición secundaria además de abordarlo conceptualmente de manera reducida y confusa es lo que le reprocha Elias (Nota: Elias (1987:15) lo señala de manera explícita: "El ejemplo de la construcción teórica parsoniana suscita la sospecha de que la reducción conceptual sistemática de procesos a situaciones sociales (...) en lugar de simplificar la construcción teórica en el contexto sociológico, la hace más complicada. Este reduccionismo (.) como método de construcción teórica podría justificarse, en todo caso, si condujera de modo inequívoco a una aclaración y profundización de la comprensión que los seres humanos tienen de sí mismos como sociedades y como individuos. En lugar de esto nos encontramos con que las teorías que se construyen con ayuda de estos métodos conceptuales (.) precisan de construcciones auxiliares complicadas e innecesarias a fin de ponerlas en consonancia con los hechos demostrables empíricamente. Parecen más bien como un cielo encapotado que, de vez en cuando, ilumina la tierra con algún relámpago").

Elias achaca a Parsons la incapacidad de su esquema teórico para tratar cuestiones históricas y procesos de cambio social al estar exclusivamente orientado al estudio de estructuras estáticas. Su incapacidad alcanza también al estudio del conflicto y la competencia, hecho consustanciales a la vida social. Sus críticas llegan hasta el aparato conceptual parsoniano, que toma las nociones de 'individuo' y 'sociedad' como realidades independientes la una de la otra; postura inaceptable para Elias en su condición de teórico de la interdependencia.

3. El proceso de la civilización.

Dos son las preguntas de investigación en torno a las cuales Norbert Elias articula El proceso de la civilización. La primera se refiere a la existencia o no de cambios de larga duración en la estructura conductual y emocional de los seres humanos; cambios que apunten en una misma dirección a lo largo de los siglos. La segunda se centra en saber si estos cambios en la estructura emocional y conductual están a su vez relacionados con cambios estructurales "macro" que experimenta la sociedad a largo plazo y si tales cambios estructurales "macro" apuntan en una misma dirección en el curso de los siglos. Mas Elias no pretende abarcar cada interrogante por separado, y en consecuencia tampoco trata separadamente los niveles "micro" y "macro", sino en estrecha interconexión. Para ello asume las siguientes hipótesis de trabajo:

a)  Las prescripciones reguladoras tanto del comportamiento como de las emociones (nivel "micro") se corresponden con un nivel de relaciones sociales y con formas concretas de estructuración social (nivel "macro").

b)  La dirección que siguen los cambios en la estructura emocional y conductual (nivel "micro") es la de una consolidación y diferenciación crecientes de los controles que operan sobre el comportamiento y las emociones humanas.

c) La dirección que siguen los cambios estructurales "macro" es la de una consolidación progresiva del Estado como ente monopolizador de la violencia y la fiscalidad así como un incremento de la especialización funcional, la diferenciación social y la interdependencia.

El objeto de estudio de Elias son las formas típicas de comportamiento y emotividad del hombre occidental sin que por ello, insisto, deje de considerarlas vinculadas a la configuración social en la que se integran.

Para dar respuesta a la primera de las preguntas de investigación, Elias pone en marcha sus investigaciones psicogenéticas y para afrontar la segunda activa sus investigaciones sociogenéticas. Ambas líneas de investigación se encuentran imbricadas del siguiente modo: al tiempo que se conforma un mecanismo de poder centralizado en forma estatal y crecen la especialización funcional, la diferenciación social y la interdependencia, se moldea una pauta emocional-conductual que paso a paso deviene civilizada. Adentrémonos de seguido, y por este orden, en la sociogénesis y en la psicogénesis del proceso civilizatorio para después observar cómo se imbrican ambos tipos de investigación.

3.1. Investigaciones sociogenéticas.

Las investigaciones sociogenéticas eliasianas abordan los cambios que de modo progresivo tienen lugar en el monopolio de la violencia por parte de instancias y organismos centrales. Elias se propone con tales investigaciones dar cuenta de la génesis del Estado moderno. Para ello da los siguientes pasos: ilustra inicialmente la situación previa a la constitución de gobiernos centrales capaces de asumir tanto el monopolio fiscal como el de la violencia. A continuación alude a los mecanismos en virtud de los cuales se constituyen gobiernos centrales y en tercer y último lugar, analiza los procesos y movimientos que conducen a la conformación del Estado moderno como aparato capaz de monopolizar el uso legítimo de la violencia y la gestión, distribución y cobro de los impuestos.

Antes de que se constituyeran gobiernos centrales -Elias comienza aquí su análisis en el periodo altomedieval (siglos IX, X y XI)- y con ellos se estableciese el predominio paulatino de fuerzas centralizadoras, el panorama europeo se caracteriza esencialmente por el predominio de fuerzas de sentido contrario; por el predominio de fuerzas descentralizadoras (Elias, 1987:267-268). Tales fuerzas descentralizadoras están encarnadas en la figura de diferentes señores territoriales que han obtenido el dominio sobre esos territorios gracias al servicio que prestaron a un señor superior en fuerza social (Nota: Con el concepto de fuerza social se refiere Elias al margen de maniobra que un individuo o un grupo poseen dentro de una configuración social específica. Tal margen es el que posibilita o no la imposición de su voluntad determinando tal margen el mayor o menor grado de dependencia que se posea con respecto al entorno y los semejantes. Cfr. Elias (1987:308)) y recursos. Éste transfiere desde su posición central una serie de tierras a una casta guerrera de pequeños señores territoriales encargados de administrar justicia, recaudar tributos y acabar con cualquier tipo de resistencia armada. Ocurre que estos señores territoriales aspiran a sustraerse del dominio ejercido por el señor que ocupa la posición central; aspiran, en definitiva, a conseguir la independencia y heredabilidad del territorio con el que han sido pagados. El señor que ocupa la posición central difícilmente puede desmarcarse de esta lógica que le lleva a delegar oportunidades de poder en aquellos que le han servido eficazmente y que incluso puede conducirle a una situación en la que sus oportunidades de poder, fuerza social y recursos sean inferiores a las de sus teóricamente subordinados.

 

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