Los sitios de concurrencia y espectáculos públicos.
En los sitios públicos hay que guardar cierta compostura, cierta cortesía y ser respetuosos con los demás.
De los sitios de concurrencia y espectáculos públicos.
Se engañaría mucho el que creyese que no existen reglas de decoro que observar en los parajes públicos, en los sitios de reunión y en los espectáculos. Hay ciertas atenciones generales que se deben guardar a las personas que en ellos se encuentran. En un lugar de mucha concurrencia sería mala crianza magullar con importunidad a los que se hallen cerca de nosotros, como pisar el vestido de una señora, y corriendo salpicar de lodo o agua sucia a los que andan con paso más moderado.
Es vituperable la afectación de ciertas personas mirando con una curiosidad impertinente para encontrar defectos físicos en los que pasan, a fin de poder ejercer su crítica mordaz. Los que son poco favorecidos de la naturaleza sufren ya demasiado, para que vayamos nosotros a aumentar su pena con mofas y chocarrerías indecentes.
Si se va en comitiva al teatro o a alguna función pública, uno de los caballeros debe adelantarse a tomar las tarjetas, y evitar a las señoras la molestia de trocarlas a la entrada. Cuando el palco está abierto, colocáranse las damas en la primera fila según la edad y la calidad. Los jóvenes ocuparán los asientos de detrás, y, procurarán no inclinarse mucho para no incomodar a los que están delante.
No volveréis las espaldas a la escena, ni dejaréis colgar fuera del palco, pañuelo, palatina etc., de otro modo podríais incomodar al público, y exponeros a oír cosas desagradables.
"En los palcos los sitios delanteros deben ser ofrecidos a las señoras"
Cuando un espectador se enternece por las desgracias que experimentan los héroes de la pieza, o se interesa por ellos a causa de las virtudes de que los ve adornados, ¿puede haber cosa más molesta que tener continuamente al lado un censor de mal genio, que critica sin compasión los más bellos versos, que no encuentra cosa alguna de su gusto, y que transforma en lugar de fatiga y de tedio el templo de Talía consagrado a la diversión y al placer? Sería también impertinente y ridículo el que aplaudiese con todas sus fuerzas y con demostraciones exageradas.
Cuando entran señoras en un palco donde se halla un caballero sentado delante, el decoro exige que se levante y ofrezca su lugar a una de ellas aunque no la conozca, y que insista con empeño si encontrase resistencia.
Aunque el calor os incomode, no abráis la puerta del palco sin consentimiento de las personas que en él hubiere.
Guardad la mayor reserva en el teatro para no incomodar a los que se hallan más inmediatos a vosotros, y un profundo silencio cuando están los actores en la escena, para no distraer a los que toman interés en la pieza que se representa. Es peligroso manifestar una opinión muy marcada y decidida sobre el drama, y la poca o mucha habilidad de los actores. Podría oíros alguno de parecer contrario y empeñarse así una disputa que es prudente evitar.
En los conciertos, las primeras filas se ceden por lo común a las señoras. Por aficionados que seáis a este género de funciones, no canturreéis los aires de las piezas de música que se ejecutan, no llevéis el compás, ni converséis alto, de modo que podáis distraer la atención de los asistentes.
-
6408
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Al comer hay que hacerlo de tal modo que los carrillos no se inflen, y es totalmente contrario a la educación tener al mismo tiempo los dos carrillos llenos.
-
No es lo mismo hablar de las costumbres sociales que de la sociedad misma
-
Las penas compartidas son más fáciles de llevar y el cariño de las personas mitiga el dolor y el sufrimiento.
-
En la antigua Roma, la sala en que se comía en los días festivos estaba alfombrada de lirios y rosas.
-
El deterioro de las relaciones sociales es evidente. Antes, en mis tiempos, la gente estaba educada...
-
El respeto a los magistrados favorece la obediencia a las leyes y esto trae el beneficio público.
-
La crítica amarga, acre y mordaz, degenera por lo común en personalidades, y saca enteramente de la esfera a que debe limitarse un hombre de buena sociedad.
-
El joven no debe huir de la conversación de las mujeres honestas, porque solamente en compañía de ellas aprenderá a templar la efervescencia de la edad, y a dar finura y gracia a sus modales
-
Ningún convidado debe mostrar repugnancia, ni menos negarse a cualquiera exigencia directa o indirecta del amo de la casa.
-
Has de procurar los medios humanos como si no hubiese divinos, y los divinos como si no hubiese humanos.
-
No es lo malo escrutar; lo malo es que el afán de investigación se traduzca en juicios críticos, en comentarios que única y exclusivamente pueden redundar en daño ajeno
-
Gran asunto de la atención, no hablar por superlativos, ya por no exponerse a ofender la verdad, ya por no desdorar su cordura.