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Las bodas. Usos sociales. Parte primera.

Las ceremonias del casamiento suelen solemnizarse más cuando se trata del matrimonio canónico que cuando es solo civil, pero se asemejan tanto, que las reglas que vemos convienen a las dos formas de unión legal.

Arte de Saber Vivir - Prácticas Sociales. Ed. Prometeo
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Antes de la boda, vestuario, carruajes y cortejo.

Las fiestas de las bodas empiezan generalmente con la firma del contrato, acto al que se ha dado mayor solemnidad; se celebra con gran comida seguida de baile.

El contrato se firma algunos días antes del matrimonio, ya en casa del notario, ya en el domicilio de los padres de la futura, y se invita a los abuelos, tíos, primos y amigos íntimos. Con frecuencia, no se celebra más que entre la familia y los testigos.

Es preciso que la novia vista con elegancia para este acto y se ponga algunas joyas de su canastilla, pero cuidando de no tener el aire de una señora casada. Si su fortuna lo permite, debe variar el traje para el baile, sustituyéndolo por otro más ligero, y lo mismo harán sus hermanas jóvenes; pero no se cometerá infracción conservando el mismo vestido.

Las ceremonias del casamiento suelen solemnizarse más cuando se trata del matrimonio canónico que cuando es solo civil, pero se asemejan tanto, que las reglas que demos para ellas convienen a las dos formas de unión legal.

Es preciso tenerlo todo muy bien preparado de antemano y poner gran cuidado en los detalles de la ceremonia.

Todas las personas invitadas van al domicilio de la novia, que deberá estar vestida media hora antes de la fijada, en su habitación, donde pasarán a saludarla los parientes y los amigos íntimos.

"La organización y el cuidado de todos los detalles es muy importante"

Los encargados de dirigir el cortejo tendrán una lista de los invitados y del coche que se les destina. Así, mientras uno va llamando a las parejas que deban ir juntas en un coche, otro las va haciendo subir al señalado para ellas, y se evita toda confusión.

Por ejemplo: el que está dentro del salón llama al señor y la señora de ..... y al señor y la señora de ..... y de ....., los acompaña hasta la puerta. Allí, el otro, que tiene la lista, ya sabe quiénes son estos señores, y les hace ocupar el primer coche. Como en el Evangelio, los primeros son los últimos, y los últimos serán los primeros.

Otras veces la novia descendía la primera, pero se ha reconocido el inconveniente de este uso; la joven estaba obligada a esperar en su coche toda la formación del cortejo, expuesta al frío en invierno y a la curiosidad de los transeúntes en todo tiempo. Ahora desciende la última, y apenas instalada, las carrozas parten. Cuando un coche está lleno, deja su puesto que viene detrás.

Así, los invitados llegan a la iglesia o la alcaldía antes que la novia, y se colocan en dos filas a ambos lados de la puerta, de modo que al arribar la novia marcha entre sus amigos.

Nada hay más grotesco que un cortejo dislocado, en que unos vayan para un lado y otros para otro, sin saber adonde se deban dirigir.

 

Nota
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