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B. La civilización del conocimiento. Objetivos. VIII.

Objetivos, objeto, hipótesis y metodología de la investigacion sobre la civilización del conomiento.

La civilización del comportamiento. Urbanidad y buenas maneras en España desde la Baja Edad Media hasta nuestros días
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Las publicaciones hacen alusión a prácticas que están teniendo lugar y, simultáneamente, son también instrumentos con los que inculcar comportamientos originales. Debe tenerse en cuenta, además, que existen diferencias entre lo que los autores señalan que ha de hacerse y lo que los lectores finalmente hacen. El significado de los preceptos no es unívoco o admite una única interpretación: dicho significado emerge como resultado del encuentro entre una propuesta de comportamiento y la recepción que de ésta hace el lector. Esta circunstancia es la que explica tales diferencias entre el mensaje del autor y la recepción que de él realiza el lector. Estas diferencias, de cualquier modo, se encuadran en un marco de valores compartidos por el autor y el lector sin los que no sería posible la comunicación entre ambos. Estos valores compartidos se refieren, básicamente, a afinidades en la manera de entender y vivir la vida. En conclusión, la relación entre los modelos de comportamiento que proponen las publicaciones y las prácticas reales de comportamiento contempla una doble dirección retroalimentadora:

a) Los contenidos de las publicaciones son un reflejo de las prácticas reales de comportamiento. Así, los manuales traducen la conducta individual real y alientan procesos de reproducción social

b) Los contenidos de las publicaciones son gesto inculcador, esto es, proponen modelos de comportamiento originales, novedosos e inéditos y promueven procesos de cambio social.

5.1. Criterios de selección de las publicaciones.

El conjunto de publicaciones referidas a las buenas maneras es extraordinariamente amplio. Éstas no han merecido hasta tiempos muy recientes una atención prioritaria como objeto de estudio. Es Norbert Elias quien en su obra El proceso de la civilización (Elias, 1987:128), advierte sobre la posibilidad de utilizar estas publicaciones como material empírico a partir del cual elaborar modelos teóricos generales. En su caso, para elaborar una teoría sobre el proceso de la civilización. Tras la estela de Elias se sitúan historiadores como Jacques Revel (2001) o Roger Chartier (1993), quienes haciéndose eco de la obra eliasiana, proceden al estudio de estas publicaciones desde diferentes ópticas apuntando nuevas posibilidades de análisis. Hasta este momento, sólo existían pequeñas monografías relativas a las buenas maneras circunscritas a periodos de tiempo y lugares muy concretos (Montandon, 1995:vii).

El interés por las publicaciones sobre buenas maneras se incrementa progresivamente (Nota: Para la revitalización del interés por las publicaciones sobre buenas maneras cfr. Laspalas (1998:202¬207)) hasta que en el año 1995 aparece la primera bibliografía que compila, para distintos países europeos, este tipo de publicaciones ordenándolas de acuerdo con un criterio cronológico. Me refiero a la Bibliographie des Traités du Savoir-Vivre en Europe du Moyen Age á nos jours dirigida por Alain Montandon al frente del Centre de Recherches su les Littératures Modernes et Contemporaines de la Universidad Blaise Pascal de Clermont-Ferrand (Montandon, 1995).

Esta bibliografía proporciona, para el caso español, un amplio listado de manuales sobre buenas maneras, literatura cortesana, manuales de urbanidad y manuales de etiqueta entre los siglos XIII y XX. Tal y como señalan los compiladores, no es una bibliografía que en última instancia sea definitiva. Las buenas maneras, como ingrediente básico de la vida social, son tratadas desde perspectivas diversas en obras filosóficas, teológicas, morales y literarias (Montandon, 1995:vii). Esta circunstancia dificulta el establecimiento de límites genéricos entre obras sobre buenas maneras propiamente dichas y obras en las que las buenas maneras sean parcial o lateralmente tratadas. Como digo, el problema estriba en el establecimiento de esos límites genéricos entre obras propiamente de buenas maneras y obras que, refiriéndose a las buenas maneras, no hacen de éstas su contenido prioritario. Aún así, en la Bibliographie des Traités du Savoir-Vivre en Europe du Moyen Age á nos jours los compiladores, tal y como señala Montandon, prefieren pecar por exceso que por defecto, y así, obras cuyos límites genéricos son confusos finalmente son incluidas en la selección (Nota: Montandon hace suyas unas palabras de la autora Ruth Kelso al respecto de la inclusión en listas bibliográficas de obras cuyos límites genéricos no estén claros: "(.) Muchos de los libros que figuran en estos listados resultan dudosos en cuanto a su inclusión, pero he tomado la decisión de errar antes por exceso que por defecto ". Cfr. Montandon (1995:ix)).

El criterio distintivo que se emplea en la bibliografía dirigida por Montandon es el de considerar obras sobre buenas maneras a aquéllas en las que preceptos, normas y recomendaciones acerca de la interacción social tienen un carácter prioritario y central; aquéllas que sitúan la interacción social en un primer plano de atención (Nota: Afirma Montandon: "Consideramos como tratado de buenas maneras todo texto en el cual las consideraciones relativas a las interacciones sociales sean las primeras". Montandon (1995:viii)). Sin embargo, el concepto de interacción social como criterio distintivo resulta amplio y difuso en exceso. Dicho concepto remite inicialmente y de un modo general a los vínculos y relaciones que se establecen entre elementos constitutivos de la realidad social como son el individuo y el grupo.

Más allá de esta acepción inicial de carácter descriptivo, la sociología ha realizado notables esfuerzos para estudiar la interacción social, tal y como lo demuestran las aportaciones de Weber, Schutz y Mead. De forma global, tales aportaciones inciden en la idea de considerar la interacción social como un enlace entre los sentidos subjetivos que otorgan las personas a sus acciones y a las ajenas. En consecuencia, será el estudio del significado de dicho enlace lo que suponga el substrato central de la interacción social. Adoptar esta vía de estudio terminaría por ampliar sobremanera los límites ya definidos para la investigación: hablar de interacción social en términos generales implica referirse a un abanico demasiado amplio de cuestiones. Con todo, dada la variedad y heterogeneidad de textos que hacen de las pautas de regulación conductual y afectiva su tema central, se entiende que sea preciso emplear un criterio amplio y generalista capaz de englobar bajo su denominación textos de muy diferente pelaje.

Así, el listado de obras que ofrece la Bibliographie des Traités du Savoir-Vivre en Europe se convierte en un listado excepcionalmente extenso. Ya advierte el compilador que se pecará por exceso antes que por defecto. Por ello, pueden encontrarse obras que versan sobre la formación del soldado, la instrucción eclesiástica y doctrinal, la organización del matrimonio, las artes culinarias, el ceremonial, el protocolo, la retórica, los juegos, el baile, la gramática, la historia o la esgrima. Si bien pueden encontrarse en ellas referencias a las buenas maneras, no les dispensan un tratamiento central y así, se alejan del cometido de esta investigación.

 

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