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B. La civilización del conocimiento. Objetivos. II.

Objetivos, objeto, hipótesis y metodología de la investigacion sobre la civilización del conomiento.

La civilización del comportamiento. Urbanidad y buenas maneras en España desde la Baja Edad Media hasta nuestros días
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Sintéticamente, pues, la lógica interna del código social de buenas maneras es la que sigue:

¿Qué hacer? Ordenar y regular la conducta con arreglo a coacciones en nombre del principio que da título al código.
¿Por qué hacerlo? Argumentos que explican la razón de ser de estas coacciones.
¿Cómo hacerlo? Preceptos, recomendaciones y reglas compilados en obras sobre buenas maneras.

Tabla 1. Lógica del código social de buenas maneras.

En lo que se refiere a la denominación de los códigos, éstos van a ser nombrados a través del principio que los articula. Estas denominaciones respetan, siempre que sea posible, una terminología ya establecida, bien por el propio Elias, bien por autores que en una línea eliasiana han abordado estas cuestiones. Así, de Elias tomaré directamente las denominaciones de "cortesía" y "civilización" para los códigos de la Baja Edad Media y los siglos XIX y XX respectivamente (Elias, 1987: 108, 149); tomaré la denominación de "prudencia" para el código de la Corte absolutista (Béjar, 1993a: 138) y "civilización reflexiva" para el código basado en la literatura de autoayuda (Wouters, 1998: 208-209). La única denominación original será la de "cortesía moderna" que por razones que se conocerán en el capítulo a ella dedicado no puede denominarse en nuestro país "código de la civilidad", nomenclatura (civilité) empleada por Elias (1987: 147).

Preceptos, reglas y recomendaciones prescritos por los códigos se encuentran sistematizados y explicitados en publicaciones expresamente consagradas a ellos. Avanzo aquí que en tales publicaciones se centra esta investigación. Optar por el estudio de los códigos en tanto se hallen publicados y formalizados por escrito; susceptibles, por tanto, de ser enseñados y aprendidos de modo formal y dirigido, supone dejar de lado preceptos, reglas y recomendaciones no sistematizados, de naturaleza oral o enseñados y aprendidos de manera informal o no dirigida. Mas, ¿qué se pierde con esta elección?

Esta elección, como anticipaba antes, supone dejar de lado preceptos, reglas y recomendaciones en torno a las buenas maneras que no estén sistematizados; en general aquellos que son de naturaleza oral y son aprendidos de manera informal. Esta investigación renuncia a considerar contenidos de tales características dada su naturaleza difusa, las dificultades para fijar su procedencia, la imposibilidad de establecer su autoría y la carencia de un soporte tangible al que recurrir para investigarlos. La tradición oral e informal en el conocimiento de las buenas maneras constituye un ámbito que excluyo de mi análisis puesto que mi intención es reconstruir los códigos sociales de buenas maneras según textos identificables en su autoría, procedencia, características y contenidos. Ahora bien, tales textos pueden o no incorporar elementos de procedencia informal, tradicional o popular combinados con elementos propios de otros autores y la propia argumentación de quien directamente escribe.

¿Qué se gana y qué es factible de integrar optando por la reconstrucción de los códigos a partir de textos y publicaciones?. Supone ganar, globalmente, en precisión, al ser éstos identificables (autor, fecha de publicación, carácter de la obra) y manejables para el investigador. Así, es posible a) estudiar la vigencia o desuso de los preceptos, b) analizar modelos de comportamiento y regulación de la afectividad socialmente exitosos o declinantes, c) identificarlos y d) conocer con exactitud qué comportamientos son tenidos por correctos o incorrectos.

Ahora bien, los textos y publicaciones sobre buenas maneras no permiten saber cuál es la pauta de comportamiento habitual en un momento histórico concreto. No puede establecerse con definitiva exactitud si tales pautas se alejaban mucho, poco o nada de los preceptos que son recomendados por los diferentes autores. Estos textos, en términos generales, son una síntesis de lo que debe hacerse, de lo que se hace, de lo que no se hace, de lo que otros han dicho que debía hacerse y de lo que el propio autor sugiere. Es un empeño estéril tratar de diferenciar asépticamente cada uno de sus componentes y con esa ambigüedad cuenta el investigador. Sí es preciso afirmar que la investigación remite constantemente a los textos en la reconstrucción de los códigos y por ello descarto ofrecer una exposición histórica de los modos de comportamiento cotidianos y reales de los individuos.

3. Marco teórico asociado a la investigación.

Para satisfacer el propósito de mi investigación así como cubrir los objetivos que se han propuesto adopto como marco teórico el proporcionado por Norbert Elias y su teoría del proceso de la civilización. Dicha teoría supone la elaboración de un modelo de cambio sociohistórico de los modos de comportamiento y regulación afectiva. Las líneas maestras de este modelo sostienen que el comportamiento y la afectividad son objeto de autorregulación progresiva por parte de los hombres. Tal proceso tiene lugar en el nivel sociológico "micro" y corre parejo, en el nivel "macro", a la formación del Estado y el incremento de la diferenciación social, la especialización funcional y la interdependencia. Ambos niveles se conectan del siguiente modo:

a) La reducción de la espontaneidad y la autorregulación individual del comportamiento y la afectividad se vinculan a la recesión de la violencia privada, que pasa de manos de los particulares a manos del Estado.

b) El incremento de la diferenciación social, la especialización funcional y la interdependencia conducen a las personas a ajustar su comportamiento y afectividad a un número creciente de contactos interpersonales.

La ligazón entre ambos niveles es lo que permite explicar la conformación de un comportamiento y unas pautas de emocionalidad civilizados.

 

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