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Urbanidad e imagen personal. El cuidado del cuerpo.

Hay que tratar de comer solamente lo necesario y mantener el cuerpo ágil y robusto practicando de forma regular ejercicio.

Tratado de la obligaciones del hombre. 1821
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Cuidado del cuerpo.

El cuidado del cuerpo debe consistir principalmente en dos cosas:

1º. En procurar conservarlo sano.

2º. En cuidar de hacerlo ágil y robusto.

Gran parte de nuestras enfermedades proviene de los excesos en el comer, ya por la cantidad, ya por la mala calidad de lo que se come.

Cualquiera pues que desee vivir sano, debe acostumbrarse con tiempo a refrenar la gula, no comiendo sino lo suficiente, y absteniéndose particularmente de aquellas cosas que más suelen dañar a la salud, como de comer demasiados dulces o demasiadas cosas saladas, o picantes, demasiada fruta, o fruta sin madurar, y de otras cosas semejantes.

Debe además evitar todo peligro de hacerse mal, no exponiéndose a dar caídas, ya poniéndose en precipicios, ya saltando apresurado las escaleras, o jugando con palos, armas y compañía. Igual cuidado ha de tener en manejar el cuchillo o cualquiera instrumento con que pueda herirse, y en no aventurarse neciamente y sin necesidad a los ardores del sol, a la lluvia, a la nieve, o a otra cualquiera cosa en suma que pueda dañar a su salud.

Pero como a pesar de todas nuestras cautelas la naturaleza humana está sujeta a varios males; cuando llegue el caso de que nos veamos acometidos de alguna enfermedad, hemos de procurar librarnos de ella cuanto antes; y para esto debemos tomar no solo sin reparo ni repugnancia, sino con ánimo y resignación, cuantos remedios se nos prescriban, y ejecutar todo aquello que se nos mande por el que esté encargado del cuidado de nuestra salud.

"Cuando llega la enfermedad, hay que librarse de ella lo antes posible"

Además de conservarla, debemos procurar que el cuerpo se haga cada día más ágil y robusto; y no consiguiéndose esto sino por medio del ejercicio, conviene acostumbrarse con tiempo al movimiento y a la fatiga, que son las dos cosas que más contribuyen a mantener el cuerpo sano, y a darle agilidad y robustez.

Es menester también hacerse con método y prudencia a sufrir el calor, el frío, y todo género de incomodidades; huyendo de la pereza y de la demasiada delicadeza, que debilitando el cuerpo, lo afeminan y ponen en estado de enfermar fácilmente con cualquiera friolera.

 

Nota
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