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Reglas de cortesía y buenos modales para las niñas. II.

Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas.

Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas
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Reglas de cortesía y buenos modales para las niñas.

13. ¿Qué hará cuando hable a una persona de carácter?

Cuando hable con alguna persona de carácter, debe procurar no distraerse, estar en una posición modesta, sin hacer visajes ni contorsiones, ni pasear la mano por el vestido.

14. ¿Qué es lo que no debe olvidar nunca?

Jamás se olvide de preguntar por la salud de las personas con quienes hable, y de sus familias, no haciendo otras preguntas intempestivas, y contestando a las que se le hagan con despejo, pero sin petulancia, distracción ni verbosidad.

15. ¿Y en cuanto a lo secretos que se la confíen?

Sobre todo no revele a otra persona los secretos que le hayan confiado. La reserva en esta parte es un deber y le ahorrará grandes disgustos.

16. ¿Cómo se portará cuando se halle delante de personas que hablan entre sí?

No escuche la conversación de las personas con las cuales se halla cuando estas hablen entre sí, ni menos se entrometa en ella; apártese un poco si lo conoce a propósito, y solo tome parte en ella cuando sea invitada. Delante de otras es cuando más ha de reprimir o disimular el espíritu de curiosidad.

17. ¿Cuál es el primer afecto que debe sentir?

El primer afecto que ha de sentir y fomentar en su tierno pecho es el de Dios, como su padre y bienhechor supremo. A él debe, a más de la existencia y conservación, todas las gracias de que está dotada; a él, pues, debe consagrar las primicias de su amor.

18. ¿Y después de Dios?

Después de Dios, inflame su corazón en el puro amor de María. El corazón que no la ama no es digno de amar nada. María, la Madre santísima de Jesucristo Hijo de Dios, es la gloria de su sexo a más de ser la delicia del cielo y de la humanidad. Tome por modelo la niñez de María; humilde, dulce, inocente y pura la niña María, antes aun de ser Madre de Dios, era el embeleso de los cielos y la más bella criatura de la tierra.

19. ¿Cómo ha de portarse en el templo?

En el templo es donde la niña atenta y recogida debe llenar su alma con el pensamiento de Dios; allí debe adorarle con la mayor humildad y ternura; allí debe ofrecerle toda su alma y su ser, y pedirle su divino amor para servirle sin ofenderle; allí debe acogerse bajo el manto de María. ¡Oh! qué grata será la oración salida de sus inocentes labios, como un perfume oloroso que sube puro hasta el trono de Dios!

20. ¿Cómo con los sacerdotes?

Con los sacerdotes se portará con el mayor respeto y circunspección; los venerará como ministros bondadosos de un Dios fuerte y compasivo, por cuyo medio derrama sobre nosotros sus gracias y beneficios. El Dios a quien ellos sirven ama con preferencia las almas puras de los niños y niñas, y las atrae con dulzura hacia sí.

21. ¿Y respecto a los padres como ha de portarse?

En la tierra a nadie debe amar y honrar tanto la niña como a sus padres, que representan a Dios. A mas de lo mucho que les debe por obligación y gratitud, mírelos como los mejores amigos, como las personas más interesadas en su felicidad. Siga los impulsos de su corazón, y poco le costará cumplir con este grato deber.

22. ¿Qué regla se seguirá en lo de tutear a los padres?

Aunque la moda ha introducido entre las clases de gran tono que los niños tuteen a todo el mundo, inclusos los padres, no podemos dejar de protestar contra esta tiranía de la moda, aunque sea sin fruto. Conocemos ya esas tendencias del siglo a la igualdad absoluta y a la emancipación universal que con el tiempo dará sus resultados. Los padres cuerdos y previsores nos comprenderán. Obren, pues, como les parezca. A las niñas no toca sino obedecer.

23. ¿Cómo debe portarse con ellos?

Jamás niegue a sus padres la más puntual obediencia; la falta en este punto es siempre grave; no entre en réplicas con ellos, ni menos en reconvenciones; si mucha razón hubiese para obrar de otro modo, para evitar un daño grave, la representación ha de ser siempre muy respetuosa.

24. ¿Qué me decís de la docilidad?

A mas de la obediencia, que es un deber, la calidad más apreciable en una niña es la docilidad, esto es, la prontitud en prestarse a la menor insinuación, aun en aquello que no es de obligación precisa. El deseo de complacer y una amable condescendencia con todos en todo lo lícito y honesto da el mayor realce al carácter de una niña.

25. ¿Con quién debe tenerla la niña especialmente?

Esta docilidad procure tenerla con todos los que la rodean, en especial con todos los de la familia, con sus hermanitos, con sus primos, con todas las personas allegadas y amigas, con sus compañeras y condiscípulas. A nadie niegue el hacer un favor, el prestar un servicio; así será de todos querida y admirada.

26. ¿Cuándo ha de besar la mano a sus padres?

A los padres béseles la mano al levantarse por la mañana, al acostarse, después de la comida, y siempre que los encuentre en cualquier parte que sea, no avergonzarse de un acto tan debido como natural, por más que lo contradiga el capricho.

 

Nota
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