La urbanidad y la juventud
Los jóvenes deben ser educados para tener buenos modales y evitar que sean personas maleducadas en el futuro
Principios de urbanidad para la juventud
Aquella urbanidad
Nada hay más bochornoso para un joven que el carecer de los principios de urbanidad.
Un niño mal educado o que no aprovecha los consejos de sus mayores, merece con justicia el desprecio de sus semejantes. Siendo lo más sensible para todo padre ver a sus hijos abundar en modales impropios o groseros que les hacen odiosos e indignos de alternar con sus compañeros en la sociedad.
Un niño sin urbanidad se presenta en todos los actos de la vida con una exposición continua de ser motejado de ordinario o imprudente.
Porque, sin haber aprendido a conocer los límites de una buena crianza, aparece desaseado unas veces, hablador sin motivo las más, faltando a lo que debe a sus mayores algunas, y finalmente, abochornado casi siempre por la justa preferencia que observa merecen sus compañeros mejor educados.
Te puede interesar: La importancia de los buenos modales en la educación (con vídeo)
De situaciones como estas se originan celos imprudentes de los demás jóvenes de su edad; de aquí la costumbre de mirarles injustamente con odio, y la necesidad de sufrir reconvenciones, el vicio de oírlas con indebido orgullo, y por último el ser envidiosos, vengativos y dignos por lo tanto del menosprecio general.
Al contrarío, el niño bien educado que se presenta a todas horas con decencia, el que sabe sin charlatanismo contestar con soltura y decoro a las preguntas que se le dirigen.
El que en la mesa procura ser aseado y comer sin glotonería con la finura conveniente; el que, en fin, respeta a sus mayores y no se entromete a hablar de todo sin entenderlo. Indudablemente es querido de cuantos le rodean, es el mejor adorno de una familia, y sus padres dan por bien empleados los sacrificios pecuniarios que les cuesta una educación que, con el tiempo, sirve tanto para adquirir los medios de subsistencia y para ser útil a su patria.
Conveniente es, pues, que todo niño tenga muy presentes los dos caminos que puede elegir:
- o ser dócil, procurando aprender las reglas de urbanidad sin olvidarse de ellas un solo instante, debiendo por ello prometerse en recompensa el cariño general sin tener de que avergonzarse jamás;
- o ser indolente, negándose a aprovechar las lecciones de buena crianza y tener por seguro el ser despreciado de sus padres, de sus parientes, de sus maestros y de sus compañeros. En este caso, aunque tarde, tendría que arrepentirse muchas veces, con vergüenza de no merecer alternar con los de su clase en paseos, juegos, visitas o diversiones.
-
17497
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Generalmente son los abuelos o los padrinos de boda de los padres los que sirven de padrino y de madrina al recién nacido
-
Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
-
Al dirigirnos a una persona de respeto o con la cual no tenemos mucha familiaridad, en vez del ponombre "yo" se dice un "servidor de Vd."
-
En la conversación tendrá mucha ventaja el que hable con propiedad y corrección, y el que haya adquirido una habitual y fluida elocuencia sobre aquellos que no hablen adecuada y elegantemente
-
Los que llegan una hora o dos antes el tiempo prefijado para la comida, lo trastornan todo en una casa.
-
La forma correcta de sentarse frente a otras personas, de estar en pie y de andar por la calle.
-
Siempre la juventud, en los pueblos, se ha divertido a sus anchas y pocas veces en sus juegos se han lamentado percances de importancia.
-
Las niñas deben aprender a comportarse de forma educada con sus padres, hermanos y familiares. También a la hora de sentarse a la mesa
-
La cortesía a la hora de saludar y ofrecer un asiento es una forma educada de tratar a las personas con las que se relaciona.
-
Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas.
-
Sobre el modo de trinchar y servir la mesa, reglas a observar.
-
No hay obligación de saber que los tapices llamados de los Gobelinos fueron y son muy estimados; pero sí hay obligación de no confundir a los Gobelinos con el partido político de los Gibelinos...