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Del modo de conducirnos en sociedad. De las presentaciones. De las presentaciones especiales

De todas las presentaciones, la que se hace de un caballero en una casa es la más importante y trascendental

Manual de Buenas Costumbres y Modales. 1852
Se lee en 7 minutos.

Cuando hayamos de presentar a un caballero en una casa, veamos ante todo si su posición social
La forma correcta de hacer las presentaciones especial según el manual de Carreño. Cuando hayamos de presentar a un caballero en una casa, veamos ante todo si su posición social

Cómo y dónde se hacen las presentaciones especiales

1. Para presentar a una persona, se requiere generalmente que tengamos alguna confianza con aquella a quien hayamos de hacer la presentación, o que, por lo menos, nuestras relaciones con ella no sean recientes; e idénticas circunstancias deben mediar respecto de la persona a quien pedimos nos presente a nosotros.

2. En cuanto a la presentación de un caballero en una casa, las personas más llamadas a hacerla son las que con ella están ligadas por vínculos de familia, o por los de una íntima amistad; no siéndonos lícito pedirles que nos presenten a nosotros, si no tenemos con ellas ninguna confianza.

3. De todas las presentaciones, la que se hace de un caballero en una casa es la más grave y trascendental, y la que puede comprometer en mayor grado la responsabilidad moral de la persona que presenta. Seamos, pues, muy circunspectos para pedir que se nos presente a nosotros, y seámoslo todavía mucho más para acceder a exigencias de esta especie.

4. Cuando hayamos de presentar a un caballero en una casa, veamos ante todo si su posición social, su educación, sus principios, y todas sus demás circunstancias personales, están en armonía con las de la familia en cuya amistad vamos a introducirle.

5. No procedamos a pedir a un padre, o a una madre de familia, o a una señora cualquiera, el permiso expreso y formal que es indispensable para presentarle a un caballero, sino después que, por medios prudentes e indirectos, hayamos descubierto disposición a admitirle en su amistad. Si no existe tal disposición, deberemos abstenemos de solicitar el permiso, ocultando cuidadosamente el resultado de nuestras observaciones a la persona que intentábamos presentar.

6. Para presentar a una persona en una casa no elijamos nunca el día en que se prepare en ella algún festín o en que se celebre o conmemore un acontecimiento feliz, o en que por cualquier motivo se experimente un gran pesar; a menos que medie alguna particular circunstancia, que evidentemente nos autorice para prescindir de tales consideraciones, no solo a nosotros, sino también a la persona que vamos a presentar.

7. El lugar más propio para una presentación especial es la casa de la persona a quien se hace; bien que no es una falta aprovechar para ello una ocasión favorable que las circunstancias proporcionen en otra parte, sobre todo cuando la presentación es de una persona a otra de su mismo sexo, y el acto no se extiende a toda una familia.

8. Para la presentación de un caballero en una casa se observarán las reglas siguientes:

8.1. Al llegar a la sala de recibo, conduciremos al caballero ante el señor de la casa, el cual, por su parte, deberá desde luego dirigirse a nosotros, y le haremos la presentación, mencionándole el nombre del presentado, en la forma que ha quedado establecida anteriormente.

8.2. El señor de la casa conducirá luego al caballero ante la señora y se lo presentará él mismo, quedando así presentado a toda la familia.

8.3. Cuando la señora no tenga marido, y tenga hijos ya formados, después que el caballero le haya sido presentado, lo presentará ella al más caracterizado de sus hijos, quedando de hecho presentado a los demás.

8.4. Cuando en el caso de la regla anterior, el caballero sea notablemente superior al hijo más caracterizado de la señora, bien por su edad, o por cualesquiera otras circunstancias, el segundo será presentado al primero.

8.5. Al terminarse la visita, el presentado rendirá sus respetos a los dueños de la casa, en breves y precisos términos, principiando por la señora, y ellos le contestarán con palabras obsequiosas de ofrecimiento, las cuales serán también breves y precisas.

9. En todo acto de presentación especial, la persona a quien esta se hace extenderá la mano a la persona presentada, dirigiéndole algunas cortas palabras de ofrecimiento y en que le manifieste el placer que tendrá de cultivar su amistad, las cuales deberán serle contestadas con otras de igual naturaleza.

10. Cuando es una señora la que ha de ser presentada en una casa, la presentación se hará a la señora de esta, la cual le presentará inmediatamente su marido; y si no teniendo marido, tuviese hijos ya formados, el más caracterizado de ellos será presentado a aquella por su madre. Al retirarse la señora, rendirá sus respetos a la de la casa en la forma ya indicada; más el marido o el hijo adelantarán siempre estas manifestaciones a la señora presentada.

11. Cuando presentemos a un caballero en una casa, procuremos que durante la visita permanezca a nuestro lado y tan cerca como sea posible de los dueños de la casa. Si es una señora la presentada, la señora de la casa la situará precisamente a su lado.

12. En ningún caso podrá la persona que presenta separarse de la visita de presentación, ni antes ni después del presentado, tocando siempre al primero excitar al segundo a terminar la visita, cuando aquel no sea un miembro de la familia de la casa; si lo fuere, esperará la excitación del presentado, el cual la hará algo más tarde de lo que debe hacerla siempre el que presenta, como se verá en el artículo de las visitas.

13. La presentación especial a una señorita y la que de ésta se haga, siempre que se halle fuera de su casa, está sujeta a las reglas y restricciones siguientes:

13.1. Los padres o tutores de una señorita son los llamados a presentarle a una persona cualquiera y su consentimiento es condición indispensable para toda presentación que no hagan ellos mismo.

13.2. Ningún hermano, y menos otro pariente cualquiera de una señorita, podrá creerse jamás autorizado por sí mismo para presentarle un amigo suyo.

13.3. Cuando en una sociedad nos encontremos con una señorita perteneciente a una familia amiga nuestra, y a quien por singulares circunstancias no hayamos sido, sin embargo, presentados, no podemos pretender que se nos presente por ninguna persona que no sea el jefe de su familia.

Cuando presentemos a un caballero en una casa, procuremos que durante la visita permanezca a nuestro lado
Las presentaciones deben acompañarse de un apretón de manos. Cuando presentemos a un caballero en una casa, procuremos que durante la visita permanezca a nuestro lado

14. Cuando una persona recibe un servicio de grande importancia, o una muestra cualquiera de especial consideración y aprecio de otra persona de posición social análoga a la suya y con la cual no tenga amistad, debe considerarse, por este solo hecho, como presentada especialmente a esta, y hacerle desde luego una visita, la cual tendrá por objeto, no solo manifestarle su agradecimiento, sino ofrecerle su amistad y sus respetos. Esta visita, sin embargo, deberá reputarse como la de presentación.

15. Debemos una visita a la persona a quien hemos sido presentados, después de la que haya tenido por objeto el acto de la presentación; siendo de advertir que la mayor o menor distancia que media entre este acto y nuestra visita, será considerada como un signo del mayor o menor aprecio que hacemos de la amistad que acabamos de contraer. La etiqueta no admite, sin embargo, que esta visita se haga al siguiente día, cuando a ello no obliga alguna particular circunstancia.

16. Cuando con arreglo a lo anteriormente dicho, la presentación haya ocurrido fuera de la casa de la persona a quien se ha hecho, la visita de presentación quedará suplida por el mismo acto, y el presentado procederá desde luego a hacer la que se indica en el párrafo anterior.

17. La persona que es presentada por medio de una carta está relevada del deber que impone el párrafo 15; y así, luego que ha hecho su visita de presentación, no hace ninguna otra cosa hasta que aquella no le ha sido pagada.

Ver el manual completo de Antonio Carreño.

 

Nota
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    Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia

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