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¿Qué regalar cuando no se asiste a una boda? ¿Hay que hacer un regalo de todas maneras?

El regalo, en ocasiones, está condicionado por la asistencia a la boda y por el número de personas que asistirán

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¿Tengo que hacer un regalo si no voy a asistir a la boda y su celebración?
Hacer un regalo sin ir a la boda. ¿Tengo que hacer un regalo si no voy a asistir a la boda y su celebración?

La asistencia o no asistencia a una boda, ¿condiciona el tipo de regalo que debemos hacer?

Como hemos comentado anteriormente en algún otro artículo, recibir una invitación de boda es un generar un compromiso 'tácito'. Es decir, nos genera una 'obligación' de cumplir con algunas de las reglas sociales más comunes.

Aunque no tengamos pensado ir a la boda o no podamos asistir, debemos valorar algunas opciones.

Si la boda es de alguien muy cercano, como un amigo íntimo o un familiar de primer o segundo grado, lo normal sería enviar un regalo. Aunque fuera de un importe menor al que haríamos si fuésemos a la boda.

Si es una 'invitación de compromiso', de esas que no sabemos muy bien por qué nos invitan podemos hacer dos cosas:

1. Enviar un pequeño detalle para que tengan un buen recuerdo nuestro, junto con una nota en la que lamentamos no poder asistir.

2. Excusar nuestra asistencia y no enviar nada. Aunque no es lo más correcto, es una manera de indicar que la invitación puede que no fuera una buena idea por parte de los novios.

El importe del regalo de boda puede ser menor

Cuando no se asiste a una boda, el gasto que se origina a los novios es menor, y por lo tanto, el invitado se siente en la necesidad de recortar ese presupuesto, salvo en el caso de amigos íntimos o familiares muy cercanos en los que haremos el mismo tipo de regalo.

Hay "invitaciones de compromiso"  que se suelen hacer para cumplir con alguna "obligación" anteriormente adquirida. Es decir, esa invitación que nos hacen porque nosotros anteriormente hemos invitado a esas personas. La típica boda de un hijo. Si nosotros hemos invitado a otras personas a esa boda, cuando alguno de sus hijos se case también nos invitarán.

Resumiendo, los buenos modales y las convenciones sociales 'obligan', en cierta medida, a cumplir con ciertas reglas de cortesía y buena educación en este y otro tipo de situaciones similares. Aunque, algunas veces, no nos guste demasiado.

 

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