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El protocolo y la educación universitaria

Las disciplinas comunicativas nacieron en España como disciplinas universitarias hace poco más de treinta y cinco años

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La comunicación y el protocolo
Comunicación y protocolo. La comunicación y el protocolo

Las ciencias de la comunicación y el protocolo

La función de comunicar a través de los medios colectivos, en su doble faceta de informar y propagar, es una tarea cada día más tecnificada y profesionalizada, que requiere una formación igualmente cada día más amplia y cualificada.

Las disciplinas comunicativas nacieron en España como disciplinas universitarias hace poco más de treinta y cinco años y, surgidas de la práctica y para la práctica, demandan con urgencia una fundamentación epistémica amplia, por su hipertrofia en la práctica profesional y la creciente demanda en el ámbito académico de asignaturas especializadas, que exigen la ampliación teórica de estas disciplinas y definitiva consolidación.

El protocolo, como disciplina ligada a la comunicación social, a nivel macro, y a la comunicación corporativa de las instituciones con ciertos tintes persuasivos, a nivel micro, comienza a reclamar en el ámbito académico su posición de fundamento epistemológico consolidado, como demuestra la introducción de la asignatura de protocolo en las facultades de ciencias de la comunicación en nuestro país.

Cabada del Río indica que " las Ciencias de la Comunicación se constituyen y cobran sentido como disciplina cultural, en torno a un valor: la interacción social, en su acepción de unión de los entes sociales que componen el complicado engranaje social, conectando a las mismas con su dimensión psicosocial, interactiva y su dimensión pragmática y finalista, de corte social" (2004: 72).

Si entendemos el protocolo como una disciplina cultural que tiene un valor comunicativo social y una dimensión pragmática y finalista de corte social, estaremos asimilando al protocolo dentro de las ciencias de la comunicación.

Los estudios de Protocolo

Los estudios de Protocolo han formado parte siempre -aunque no se haya reconocido así prácticamente- de la amplísima materia de la comunicación social. Sin embargo, hasta que D. Felio Vilarrubias introdujera el Protocolo como materia de estudio en los postgrados en la Universidad de Oviedo, o María Teresa Otero Alvarado (OTERO ALVARADO, María Teresa (1999). Protocolo y relaciones públicas de Estado. Los días nacionales en la exposición Universal de Sevilla. Tesis Doctoral) realiza la primera tesis doctoral sobre la misma materia. A esta disciplina no se le ha empezado a dar la importancia que debería tener en la comunidad universitaria y científica.

No se trataría de dar categoría universitaria a un mero tema de precedencias entre cargos públicos o personas poseedoras de un cierto rango que públicamente se les reconoce. No se trata de eso, en absoluto, en este siglo XXI. La celebración de cada acto protocolario supone una proyección de una imagen. Los efectos, consecuencias y los objetivos que queremos conseguir deben ser estudiados previamente por profesionales con titulación universitaria. Y eso puede y debe enseñarse en la universidad. Es precisamente esa simbiosis entre tradición y progreso, respeto a la norma y capacidad de innovación (a través de las nuevas tecnologías y de los medios de comunicación de masas), lo que hace de la universidad el lugar idóneo para enseñar, con el rango que corresponde, los contenidos de eso que entendemos por Protocolo.

Laforet apunta la necesidad de definir un plan de estudios oficial propio de la ciencia protocolaria o, en su defecto, vincular el estudio del protocolo al ámbito de las ciencias de la comunicación: "En este sentido es necesario definir un posible plan de estudios con aquellas materias del protocolo que sean de interés para los profesionales de los medios de comunicación. El estudio de determinadas materias del protocolo, como la vexilología, la heráldica, los temas de precedencias, presidencias, representación oficial, organización de protocolo en España, Europa y en el mundo diplomático, así como ciertas tradiciones ceremoniales, facilitarán a los periodistas la comprensión de un lenguaje que les llevará a realizar con mayor facilidad y eficacia su tarea informativa" (1997: 208).

Existen autores que perciben el protocolo como parte fundamental de las ciencias de la comunicación. Tal es el caso de López Piñeiro: "Se toca fondo en el importante tema de los usos sociales. El protocolo, encargado de velar en todas las épocas por ellos, sufre en las horas del cambio, pero permanece atento, pues al final las reglas de cortesía y las ordenaciones de autoridades en el ceremonial, aunque varíen las épocas históricas, las demanda la sociedad. Entonces es cuando cobra vida e importancia el protocolo, porque tiene que aportar las soluciones técnicas a la nueva situación pues, al fin y al cabo, forma parte de la Ciencias de la Comunicación" (1997: 168).

 

 

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