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Larga vida al Protocolo.

Expertos explican con ejemplos algunos errores habituales en etiqueta y analizan la importancia de la Universidad de Oviedo en la experiencia española.

La Nueva España
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Expertos explican con ejemplos algunos errores habituales en etiqueta y analizan la importancia de la Universidad de Oviedo en la experiencia española.

«El protocolo trata temas serios, no sobre cómo se deben comer langostinos en la mesa». Esta frase de Julio Carbajo resume el espíritu del curso que se impartió la semana pasada en La Granda, donde expertos en protocolo analizaron los retos y plantearon ejemplos reales de esta especialidad, de la que la Universidad de Oviedo es pionera.

Desconocer las reglas del juego puede dar lugar a equívocos, que no por bienintencionados dejan de ser errores. Así, cuando murió Rocío Jurado, muchas localidades hicieron ondear a media hasta las banderas de España. Un gesto que debe reservarse para los días de luto oficial decretados por el Consejo de Ministros. Pablo Batlle, codirector de los cursos de protocolo de la Universidad de Oviedo -junto a Julio Carbajo- explicó este detalle y el vacío legislativo que existe en lo relativo a la bandera y a los representantes de la Unión Europea. «No hay ninguna regulación, pero eso no es un problema español sino europeo, que probablemente se regule cuando se apruebe una Constitución», añadió.

Por el contrario, estar al tanto de las cuestiones de etiqueta puede ser un buen método para tomar la temperatura a las relaciones internacionales. Un ejemplo se explicó en La Granda: cuando los presidentes de Rusia Gorvachov y Yeltsin acudieron a un acto en España, se les permitió acudir de esmoquin en lugar de frac, porque en su país no usaban este último, que sí emplearon para la ocasión los miembros de la representación española, encabezados por el Rey. Sin embargo, cuando la visita la hizo Putin, se puso el frac. Este detalle demostró que el país se había abierto mucho más a las costumbres de Occidente.

En realidad, todo es cuestión de imagen. Gran parte de los quebraderos de cabeza de los responsables de protocolo están relacionados con el cómo se verá todo por televisión. Y muchos de los participantes en los cursos vieron «fría y áspera» la llegada del Papa Benedicto XVI a Valencia, durante su reciente visita. «Fue una imagen muy institucional. Aunque hubiera calor y pese a las medidas de seguridad, tendrían que estar esperando al Papa miles de personas», afirmaron algunos expertos. La televisión es el medio que convierte a los telespectadores en invitados a los actos, multiplicando su efecto de forma extraordinaria. Por eso es importante tener en cuenta los escenarios donde se van a realizar los actos, la luz, el sonido, la música. Un escenario puede ser cualquier lugar, desde una playa -como en la celebración del 40.º aniversario del desembarco de Normandía- hasta la Ciudad de las Artes y de las Ciencias.

En cualquier caso, tienen que ser escenarios sencillos, sabios, elegantes, pero que, a la vez, aúnen imaginación, creatividad y modernidad.

Un escenario, además, no es sólo el espacio en cuestión, sino también las personas que van a arropar el acto. Durante la visita del Papa a Valencia, la organización tuvo buen cuidado de animar los recorridos por donde éste iba a pasar para lograr que la ciudad tuviera la imagen de alegría desbordada que se pretendía. El accidente de metro ocurrido días antes dificultó la labor. Las bandas de música fueron un elemento importante, así como los 150 tunos que dieron una ronda especial al Papa y que cambiaron los «Clavelitos» por «Benedicto». Estos detalles los contó en La Granda José Vicente Herrera, coordinador del área de logística y protocolo de la Fundación V Encuentro Mundial de la Familia.

España, dicen los que saben de estos temas, es un país que organiza muy bien, que tiene mucha creatividad y que sabe improvisar como nadie: muestra de ello es la cumbre de Oriente Medio, que se organizó en tan sólo 15 días, con el reconocimiento de otros países. En esta tradición de protocolo en España tiene mucha importancia la Universidad de Oviedo, pionera en el país y en el mundo en organizar la formación y dotarla de un título, gracias al empuje de Celio Vilarrubias. Actualmente, se imparte un curso de experto, que es el más antiguo, y otro de especialista. A esta formación seria y rigurosa se la denomina el «espíritu de Oviedo». Carbajo, director del curso en La Granda, explicó que el cometido del especialista en Protocolo es la organización de actos de forma que resulten bien, se cumpla el fin que se persigue y se dé una imagen positiva de la entidad que está detrás. Implica tanto la organización perfecta del acto como la atención a muchos extremos: invitados, himnos, banderas. El banquete, que muchas veces se evoca como único marco del protocolo, es, en realidad, el final de un acto mucho más amplio.

Carbajo no quiere hablar de enemigos del protocolo. Como mucho, los políticos, que a veces intentan saltárselo. «Tratan de subir un escalón, colocarse más cerca del lugar más importante, que se les vea». También la falta de respeto por la tradición y los símbolos. Asegura que en España se cuidan cada vez más los detalles. «El protocolo permite guardar un orden, unos valores, el respeto por los símbolos y que todo salga con fluidez. Sin él todo se convierte en un caos».

Otro de los invitados en La Granda, Joaquín Martínez-Correcher, es el gran responsable de que España cuente con una norma válida y útil de protocolo desde hace 23 años. «El decreto es muy bueno, hecho por manos expertas. El papel de Martínez-Correcher es definitivo y la prueba es que sigue estando ahí», afirmó Carbajo. Sólo hay lagunas en los artículos 10 y 12, que se refieren a las precedencias de autoridades, debido a las nuevas figuras surgidas con los estatutos y por la nueva estructuración militar.

Larga y próspera vida al protocolo en España, ése es el augurio de los expertos en La Granda. El próximo mes Avilés será escenario de uno de esos actos que requieren organización y orden: la visita de los Reyes para inaugurar el curso. Aprovechando la circunstancia, Carbajo propone: «Sería bueno que vinieran a inaugurar el curso a la Universidad de Oviedo en 2008, coincidiendo con el IV Centenario».

 

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