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Decadencia y vulgaridad. Lo cortés no quita lo valiente

Al principio de la república se enseñaba como asignatura la urbanidad. Se fueron descartando el uso de palabras mal sonantes en busca de eufemismos representativos...

Sociedad Económica Amigos del País
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'Lo cortés no quita lo valiente'. La sociedad se vulgariza
Cortés y valiente. 'Lo cortés no quita lo valiente'. La sociedad se vulgariza

"Lo cortés no quita lo valiente". La sociedad se vulgariza

Un síntoma inequívoco de la depresión psicológica es el desaliño y la falta del cuidado de la higiene. Aquellos sumidos en la desesperación no cuidan de sus apariencias y hábitos de limpieza. La decadencia moral y física hace de sus víctimas espejos de sus esperanzas. Unido a esta decadencia se nota una expresión pobre y vulgar. Toma un esfuerzo, hasta que se convierte en apreciado acto, el ser cortés. Después cuesta trabajo abandonar el hábito de las buenas formas.

Al principio de la república se enseñaba como asignatura la urbanidad. Se fueron descartando el uso de palabras mal sonantes en busca de eufemismos representativos. A veces en esta búsqueda de lo cortés se llegó al extremo de condenar al ostracismo palabras castizas. Tuve una tía que para no mencionar la palabra diablo que consideraba sacrílega se refería al mismo como el "individuo". Este es un ejemplo de extremo en las costumbres.

Cuando una sociedad se vulgariza en extremo es síntoma de relajamiento y decadencia. Simplemente, el pueblo refleja en su léxico su sentir. Los esquimales tienen más de treinta palabras para describir la nieve. Tanto abunda y está tan presente que hay muchas formas de describirla.

Los pueblos, al mismo tiempo, adoptan los modales, buenos y malos, de sus dirigentes. Cuando por miedo no quieren pronunciar una palabra específica por temor a la desaprobación o castigo se las ingenian para usar un eufemismo o gesto. En la Cuba castrista se refieren a Fidel Castro con un ademán remedando acariciarse el mentón para evitar pronunciar su nombre. Me pregunto si el eufemismo Yuma, equivalente a Estados Unidos, nació en Cuba como palabra inocua para evitar herir susceptibilidades políticas.

Castro, persona de buenos modales ante el micrófono, es notorio por su lenguaje soez y vulgar fuera del mismo. Su hermano Raúl no es segundo del mismo en lo que a vulgaridades se refiere. Ambos dirigentes disfrutan en extremo usar epítetos lacerantes y ridiculizantes a los que los rodean ya sea en broma o en serio. Y los repiten a fin de provocar la risa entre sus seguidores. Lo consideran divertido. Fidel es muy propenso a usar la palabra "maricón" a todos los que quiere herir como prefacio a una diatriba.

Él se refería a su amante Celia Sánchez como "una flaca infumable"; a los cubanos residentes en Estados Unidos como "gusanos" y "ratas"; al ex presidente venezolano Rómulo Betancourt como Romulona; y al fusilado general Arnaldo Ochoa como "Negro Carajo". Esto es una corta muestra de su léxico. En una ocasión hablando en la Organización de las Naciones Unidas fue amonestado públicamente por usar un lenguaje inapropiado y de mal gusto contra el Presidente John F. Kennedy. Se sabe que ha usado algunas veces al escritor colombiano Gabriel García Márquez como portador de mensajes de extrema vulgaridad contra otros jefes de estado.

Este ejemplo y práctica de los gobernantes cubanos ha trascendido al pueblo donde ha encontrado buen caldo de cultivo. El castrismo en lo político ha creado un chusmolismo en lo lingüístico de gran extensión y profundidad. Esta decadencia del léxico cubano es fácilmente apreciable en los recién llegados. Estos, generalmente, expresan un lenguaje que refleja la vulgaridad del medio ambiente que abandonaron. Unido a los léxicos modernos de Yuma, fula, mayimbe, camilito y otros parecidos se nota una desproporcionada mención de los genitales, orificio anal y palabras relacionadas con el coito.

"Cuando una sociedad se vulgariza en extremo es síntoma de relajamiento y decadencia"

Estos chusmolistas pueden verse representados en su más gráfica expresión por la escritora cubana Zoe Valdés que ha hecho de la actual vulgaridad cubana un culto representativo del mal gusto. En un artículo publicado en El Nuevo Herald, titulado Viru(s)lencia, el sábado 21 de abril de 2001, esta cubana expresa: "... he perfeccionado un aparatico de carne, hondo, triangular y muy peludo, con nombre de fruta cubana, el cual instalaré en mi Packard Bell... ¡Tírate a ver si puedes, que te voy a partir en dos, y lo que te voy a devolver es saoco!". Lo más alarmante del caso es que Miami, en general, está copiando sin darse cuenta estas expresiones e incorporándolas en su léxico diario. Por supuesto esto es una etapa transitoria y después se cumplirá la ley del péndulo. Imperará por mucho tiempo un puritanismo y correctismo semántico que será lo opuesto.

Las consecuencias del castrismo se notan entre otras cosas en la vulgaridad del léxico diario. Y, una prueba de la desaparición de esta nefasta influencia la notarán objetivamente los sociolingüistas cuando examinen el idioma que se usa en el futuro. Pero, tomará por lo menos una generación, con mucha suerte, para que los chusmoslistas se reeduquen o desaparezcan.

Personalmente, no soy un puritano del idioma. Creo que una interjección de vez en cuando contribuye a la expresión. Sin embargo, no encuentro belleza ni excusa a la vulgaridad, todavía creo que "lo cortés no quita lo valiente".

 

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