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La gracia en el andar. ¿Cómo debe andar una muchacha correcta, bien educada?

Andar no es solamente poner un pie delante de otro, sino hacerlo con gracia, con corrección. Lecciones para el andar apropiado en mujeres

Ediciones de la Sección Femenina, Departamento de Cultura. 1955
Se lee en 6 minutos.

Las personas deben caminar de forma apropiada con un paso adecuado
La forma correcta de caminar según el manual de Carmen Werner Bolin. Las personas deben caminar de forma apropiada con un paso adecuado

Cómo debe caminar una mujer de forma apropiada

Manual de convivencia social y familiar

Andar no es solamente poner un pie delante de otro, sino hacerlo con gracia, con corrección. Es importantísimo la posición de los pies. Las puntas deben estar ligeramente dirigidas hacia fuera y el pie asentado naturalmente, sin apoyar más en un lado que en otro. Nada tan feo como los zapatos con la suela comida de un lado, o los tacones torcidos, ni que dé más sensación de suciedad y dejadez; tampoco deben rozar los pies el uno con el otro; con ello se estropean las medias y se manchan los tobillos. Los pasos no deben ser ni demasiado largos (resultan hombrunos), ni demasiado cortos (resultan cursis); en el andar, como en todo, lo que resulta siempre elegante es la naturalidad.

Los zagales que te miran apenas dicen que saben adonde pones los pies; tan breves estampas hacen. (Lope de Vega: De un romance.)

El movimiento de las caderas

También hay que evitar que al andar se balanceen demasiado las caderas. Naturalmente, las piernas deben moverse, pero evitando ese movimiento de balanceo, que tan ordinario resulta.

Postura correcta

La posición del cuerpo debe ser normal: el busto erguido y la cabeza levantada. Eso no quiere decir que se debe andar con ademán de reto; pero llevar la cabeza baja al andar (ese defecto lo tiene mucha gente) es muy feo.

Esas personas que se agachan al andar, parece que se han de encontrar más indefensas ante la vida; en cambio, las que miran de frente, con la barbilla alta, tienen que vencer mejor los obstáculos que en su camino se interpongan.

Repitiendo: la cabeza, erguida; la barbilla, formando ángulo recto con el cuello; el pecho, levantado; los hombros, ligeramente hacia atrás; el vientre, hacia dentro.

En esta posición, la cintura quedará esbelta, hundida por detrás. De manera que si os ponéis después con la espalda pegada a la pared, en esta postura correcta, podremos introducir la mano abierta en el hueco que forma la cintura.

Esta es la postura correcta y la que conviene a nuestros miembros. Os conviene para conservar la salud y la juventud.

Si no os mantenéis erguidas y firmes en vuestra infancia y juventud, ¡qué será de vosotras cuando seáis mayores!. Os convertiréis en sacos deformes, seréis de esas mujeres abandonadas, curvadas, de espalda achaparrada, de pecho hundido y vientre abombado. Esta imagen desagradable es la que se adquiere abandonándose a las posturas blandas e incorrectas.

El exterior, reflejo del interior

¿Por qué nos preocupamos de nuestro aspecto externo?. ¿No es esto vanidad? La compostura externa revela un alma disciplinada; un cuerpo sometido a una postura externa correcta, es un cuerpo disciplinado que ya tiene mucho ganado sobre su pereza y su molicie. Ya es un cuerpo, hasta cierto punto, domado en su pereza natural, que lo induce a las posturas fáciles y blandas.

¿Habéis visto una religiosa que se siente toda recostada en la silla o sillón?. ¿Habéis visto una religiosa apoyada contra una pared, o con los brazos en jarras o las piernas cruzadas?. No; ¿por qué?. Porque estas son posturas incorrectas y abandonadas, perezosas, contrarias a la corrección de modales, a la compostura femenina, al orden y a todo lo que supone disciplina, contención.

Contra la flojera y la sensualidad

Luego, al aconsejaros estas posturas, atendemos a conseguir para vosotras un aspecto correcto y sano, femenino y educado. Este "teneros bien", fortalece vuestra voluntad y os llena de energía para dominar vuestras pasiones: la pereza, la gula, etc.; todo lo que nos nace de los sentidos y que se llama sensualidad. Todo lo bajo y despreciable que nos nace de las necesidades del cuerpo. Hay que atar corto este cuerpo nuestro tan comodón y goloso y someterlo a un alma austera, que quiera hacer actos de virtud, sacrificando, por ejemplo, las posturas cómodas.

Al hablar de la manera de andar, es necesario también advertir lo conveniente que son, a vuestra edad, los tacones planos, ya que los altos cambian la postura natural del cuerpo y le quitan esa gracia juvenil, esa esbeltez deportiva, que es lo que os corresponde.

La personalidad

De igual manera conviene advertiros que siempre hay en todos los grupos de niñas una chica más guapa, más elegante o más original. En seguida nos entusiasma imitarla, queremos producir el mismo efecto que ella produce andando, ese efecto admirable de Diana Cazadora, que consigue gracias a sus largas piernas. O ese aire que nos recuerda a no sé qué actriz de cine, ¡tan formidable!...

Y entonces, con nuestras piernas cortas, pretendemos andar dando zancadas... Y hacemos el ridículo.

Recuérdese que la personalidad es algo inconfundible, como es inconfundible la nariz de Rocío y la de Pepita. Es algo admirable y esencialmente diferente, y si pretendemos ser personales no copiemos más que lo normal y correcto, ya que eso corresponde a todas. Pero no los detalles originales y anormales, que si bien resultan originales en Rocío, porque en ella son espontáneos, resultan falsos en Pepita, que no nacen de la naturaleza o la contextura física de Pepita, sino de su afán de imitar a Rocío. ¿Entendido?.

Ejercicios prácticos

Ensayar la posición correcta de los pies para andar y la postura total. Ensayar la manera correcta de sentarse, no de golpe, ni dejándose caer en la silla, ni levantándose la falda para que no se arrugue el vestido.

Los pis deben ir en paralelo, aunque pueden darse problemas físicos que lo impidan
Forma correcta de caminar, con los pies en paralelo. Los pis deben ir en paralelo, aunque pueden darse problemas físicos que lo impidan

La forma de sentarse

Esto de levantarse el vestido para sentarse es una costumbre nacida de la economía doméstica, pero no del buen gusto ni de la elegancia. ¿Es lógico enseñar las enaguas o la combinación?. Tratemos de sentarnos alisando disimuladamente nuestra falda, de manera que no se arrugue; un ademán previsor, pero que no se nota. Esto es todo lo más que podemos hacer.

Algunos consejos para cuando andemos por casa, y por la calle

Algunas niñas entran en casa dando portazos en lugar de cerrar y abrir las puertas suavemente; cruzan por las habitaciones recalcando con estrépito los tacones de sus zapatos.

Si por cualquier casualidad hemos molestado a un viajero, por ejemplo, chocando con él al traquetear el tranvía, un amable "perdone", "dispense", ha de ser nuestra disculpa.

Si vas con alguien por la calle, lleva siempre a la derecha a la persona más anciana o a las señoras, a no ser que la acera sea muy estrecha; en este caso has de cederle el lado de la pared, aunque por eso hayas de ir a la derecha tú.

Si vas a subir a un coche y hay personas de categoría a las que hay que dejar los mejores sitios, entra tú delante y toma el peor.

El asiento de respeto en un coche será el de la derecha.

Esta lección se dará de acuerdo con la profesora de Educación Física, que sin dictar posturas gimnásticas, enseñe la postura correcta de andar; además, indicará la forma de hacer diariamente algunos ejercicios físicos, que proporcionarán gracia y firmeza y flexibilidad. Ejercicios que cada cual debe hacer privadamente en su habitación o cuarto de baño durante cinco o diez minutos.

Vídeo: cómo caminar de forma elegante

 

Nota
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